Creación de una Iglesia ortodoxa independiente afianzaría la soberanía de Ucrania. Comunicado de la Embajada de Ucrania
Dentro de pocos días, el 28 de julio de 2018, el pueblo ucraniano festejará una fecha memorable – el 1030º aniversario del “bautismo” de la Rus de Kyiv, o sea de la introducción del cristianismo en su versión bizantina-oriental por el Gran Príncipe Volodymyr el Grande, en aquel que fue el primer estado de los eslavos orientales en la historia, en el año 988 d.C. Después de la famosa “Cisma de Oriente-Occidente” de 1054 que marcó la ruptura entre las iglesias católica y ortodoxa, durante más de siete siglos, a pesar de una serie de invasiones y dominaciones extranjeras, la Iglesia ortodoxa ucraniana existía y se desarrollaba como una metrópoli del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y tenía la autonomía completa, en particular, podía elegir a su propio metropolita, arzobispos, establecer las reglas internas etc.
Sin embargo, en los años 1685-1686 cuando el territorio de la Ucrania actual estaba bajo la dominación del Imperio Ruso, por una decisión del gobierno zarista de Moscú, que fue tomada comprobadamente con cohechos y violaciones canónicas, la Metrópoli de Kyiv fue incorporada al Patriarcado de Moscú, dejando de existir de manera independiente. El actual Patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I quien es considerado por todas las iglesias ortodoxas “primus inter pares” (“primero entre iguales”) en junio pasado declaró que su Patriarcado “nunca dio aval a la transferencia del territorio de Ucrania a nadie … nuestra sede nunca reconoció la separación de la Metrópoli de Kyiv y su incorporación a la Iglesia de Moscú que fue realizada en contra de los cánones…”.
Desde el momento de la proclamación de la Independencia Nacional de Ucrania en 1991, se planteó la necesidad de la creación de una Iglesia Ortodoxa Autocéfala Ucraniana única con el centro en Kyiv. Estamos convencidos de que la obtención de la autocefalía para nuestra iglesia es justa desde el punto de vista histórico. Usando el antiguo principio canónico, “la separación civil y terrestre debe ser acompañada por la separación de los asuntos de la iglesia”, siempre cuando un estado en la Europa Oriental lograba su independencia, empezaba la discusión sobre la autocefalía. Así sucedió en diferentes períodos en Grecia, Serbia, Rumania, Bulgaria, Georgia, Albania, donde terminaron creándose las iglesias locales autocéfalas encabezadas por su propio Patriarca.
El Presidente de Ucrania Petró Poroshenko en su entrevista al canal de TV serbio RTS durante la visita a ese país el pasado 3 de julio, hizo hincapié en que cada país tiene derecho a tener una iglesia independiente, llamando al mundo a apoyar el otorgamiento de la autocefalía a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana. “En Ucrania tenemos la Iglesia madre que es la de Constantinopla. Y más tarde Ucrania fue “madre” para la Iglesia ortodoxa rusa. Fue así y no al revés. Y hoy Rusia intenta impedir que tengamos nuestra propia iglesia independiente. La iglesia rusa es una iglesia del país-agresor. Y la iglesia ucraniana es una iglesia para los ucranianos. Ésta es la gran diferencia”, remarcó el Presidente.
Y en realidad, la unidad eclesiástica ha sido siempre reclamada muy fuertemente por la sociedad ucraniana, reforzándose esa demanda especialmente después de la Revolución de la Dignidad de 2013-2014, en el contexto de la agresión rusa y numerosas muestras de la actividad anti-ucraniana de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Moscú, que se subordina directamente a la Iglesia Ortodoxa rusa. Los dirigentes del Estado Ucraniano en varias ocasiones subrayaron que la iglesia rusa es una de las herramientas que el Kremlin utiliza activamente en su “guerra híbrida” contra Ucrania.
El Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, tras recibir, en abril del año corriente, las respectivas solicitudes del Presidente y del Parlamento de Ucrania, analiza actualmente la posibilidad de otorgar autocefalía a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, lo cual necesariamente debe ser coordinado con las demás 14 iglesias ortodoxas autonómicas, la mayoría de las cuales ya expresó su apoyo a esta idea.
A pesar de la fuerte oposición de Moscú, donde el Patriarcado ortodoxo hace tiempo dejó de ser apenas una autoridad eclesiástica para convertirse en un ramo más del poder que tiene muchos nexos con el Kremlin, estamos bastante optimistas cuanto al futuro de nuestra iglesia. La mayoría de los ciudadanos ucranianos relacionamos la unidad de la iglesia ortodoxa ucraniana con la unidad de la sociedad en el país, con su consolidación, frente a la agresión externa que está sufriendo nuestro país.
Por todas esas razones, creemos que debe restablecerse la verdad histórica a través de la creación de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana autónoma, autocéfala e independiente del Patriarcado de Moscú que tenga relaciones igualitarias con otras hermanas iglesias ortodoxas y especialmente con el Patriarcado ecuménico de Constantinopla.
Julio de 2018
Embajada de Ucrania en la Argentina