Discurso del Embajador de Ucrania en la recepción con motivo de la celebración del 24º Aniversario de la Independencia de Ucrania
(Buenos Aires, hotel Feir´s Park, 27 de agosto de 2015)
Hace 24 años, el 24 de agosto de 1991 a raíz de profundas transformaciones geopolíticas ocurridas tras la desintegración de la Unión Soviética nacía un nuevo estado independiente – Ucrania. Este día llegó a coronar un largo período de la lucha por la independencia cumpliendo el sueño más anhelado de muchas generaciones de los ucranianos que a lo largo de su historia milenaria muchas veces estuvieron bajo el dominio extranjero y pocas veces gozaban de una verdadera libertad.
El Acta de Declaración de la Soberanía Estatal de Ucrania aprobada por el Parlamento Ucraniano aquel histórico 24 de agosto de 1991 fue apoyada por más de 90% de los ucranianos que participaron del referéndum nacional el 1 de diciembre del mismo año.
Recordamos con gratitud que Argentina fue el primer país latinoamericano en reconocer la Ucrania independiente el 5 de diciembre de 1991 y establecer relaciones diplomáticas con nuestro país el 6 de enero de 1992. Y no puedo dejar de mencionar que el papel fundamental en este reconocimiento lo jugaron los representantes de la numerosa comunidad de descendientes ucranios que viven en la Argentina.
Es difícil de imaginar que el pueblo ucraniano que formó el primer estado de los eslavos orientales en la historia – la Rus de Kiev hace más de mil años, volvió a consolidarse como un estado independiente hace apenas menos de un cuarto de siglo. Pero la reconquista de la independencia que hace 24 años les parecía a muchos como una aventura romántica, un hecho consumado que nadie podría poner en duda y quitarnos, hoy día se apercibe como una realidad sufrida, por la cual aún debemos continuar luchando. Ucrania se ha madurado mucho en los últimos 18 meses. Como dijo el Presidente de nuestro país Petro Poroshenko, de románticos de independencia nos hemos convertido en pragmáticos de la independencia. Hemos conocido el verdadero precio de la libertad e independencia y ahora, lamentablemente, tenemos que estar pagándolo.
Los ucranianos somos un pueblo pacífico por naturaleza. Ucrania fue el primer país en el mundo que en 1994 renunció voluntariamente a su arsenal nuclear, que fue el tercero en el mundo en la época, tras recibir las garantías de su seguridad e integridad territorial de todos los países nucleares existentes en aquel tiempo. A pesar de que estas garantías, lamentablemente, se quedaron en el papel después de la anexión ilegítima de Crimea y la ocupación de una parte de la región de Donbás, nuestro país continúa en la vanguardia de los países que defienden la prohibición total y la destrucción de todas las armas nucleares.
Tras el levantamiento masivo de todo un pueblo, a finales de 2013 – principios de 2014, contra el entonces régimen corrupto y arbitrario, que entró en la historia como Euromaidán o “La Revolución de la Dignidad” y culminó con el derrocamiento de aquel régimen, el Pueblo Ucraniano optó invariablemente por el camino del desarrollo democrático del país y del acercamiento a Europa, a la cual siempre hemos pertenecido mental e intelectualmente.
A pesar de los difíciles compromisos conseguidos en las sucesivas reuniones en Minsk, la guerra no declarada contra Ucrania, movida por separatistas pro-rusos con el apoyo directo del país vecino, lamentablemente está aún lejos de terminar. La agresión externa contra nuestro país le costó miles de vidas humanas, enormes pérdidas en términos económicos e infraestructurales, además de provocar un éxodo masivo de la zona del conflicto.
Hoy en día Ucrania está en la vanguardia, en la primera línea de defensa de los valores que crearon una Europa económicamente próspera, una Europa étnica y religiosamente tolerante, una Europa solidaria, una Europa comunitaria. Con la sangre que sus hijos e hijas han derramado en EuroMaidán y en el Donbás, Ucrania demuestra su compromiso con estos valores, reafirmando su identidad europea y su vocación europea. Por la primera vez en la historia del continente un país no comunitario – todavía no comunitario – muestra sin vacilación alguna su determinación de luchar por estos valores.
La guerra movida contra esta Ucrania europea evidentemente complica las tareas de transformación del país pero definitivamente no está en condiciones de detener el movimiento de Ucrania hacia la modernidad y el progreso. El Pueblo Ucraniano que ha sobrevivido tantas invasiones, guerras y destrucciones a lo largo de su historia milenaria, sigue y seguirá existiendo a pesar de todos los esfuerzos de fuerzas externas de destruirlo.
Estamos firmemente empeñados en ir avanzando por el camino de la solución pacífica del conflicto actual trazado en Minsk, el cual para nosotros no tiene alternativa, y esperamos que la presión mancomunada de la comunidad internacional finalmente obligue a la otra parte a cumplir también con sus compromisos.
Después de lo sucedido en los últimos año y medio Ucrania ha salido finalmente de la etapa pos-soviética, habiendo roto su cordón umbilical que la ataba al antiguo imperio, y se ha puesto firmemente en el camino del desarrollo democrático. El año pasado elegimos al nuevo Parlamento y al nuevo Presidente, el Gobierno está realizando una serie de profundas reformas en los sectores político y socioeconómico.
Estamos conscientes de que la lucha por el futuro de una nación se libra también en los despachos y las instituciones de Estado. Y esta lucha pasa por la consolidación de una economía donde los conocimientos y la iniciativa empresarial valen más que el tráfico de influencias. También pasa por la creación de una sociedad gobernada por el estado de derecho y la primacía de la ley, donde el tumor cancerígeno de la corrupción sea eliminado definitivamente de la política y la dignidad del pueblo ucraniano sea restablecida.
A principios de 2015 el Presidente Petro Poroshenko formuló la estrategia del desarrollo sostenible de Ucrania hasta el año 2020. Fueron determinados como prioritarias la áreas siguientes: la reforma de la seguridad nacional y del sector de defensa, la lucha anticorrupción, la reforma judicial y de la seguridad ciudadana, la descentralización y la reforma de la administración pública, la desregularización y el desarrollo de la actividad empresarial privada, la reforma del sistema de salud y la reforma tributaria. Y estas reformas ya están siendo implementadas a pesar de los enormes gastos que nuestro país tiene que invertir para defender su soberanía.
Señoras y Señores!
Ucrania tiene una rica historia de cooperación con la Argentina en varios dominios. Las turbinas hidráulicas producidas en Ucrania desde hace más de 4 décadas están generando energía en varias plantas hidroeléctricas argentinas, incluidas las del Salto Grande y Piedra del Águila; con transformadores de potencia ucranianos están equipadas muchas líneas de transmisión eléctrica en el país.
Tenemos planes de contactos y consultas a diferentes niveles, tenemos proyectos reales de cooperación en las áreas aeronáutica y espacial, transportes y comunicaciones, energía eléctrica e infraestructura, que esperamos poder reactivar en un futuro próximo, después de restablecer la paz en nuestro país. Siendo un país agrario por excelencia, al igual que la Argentina, nos interesan mucho las tecnologías avanzadas agrícolas que son desarrolladas y aplicadas en este país, como las de siembra directa, de silo-bolsos o las utilizadas en la ganadería. Hay un enorme potencial para desarrollar e incrementar el comercio bilateral.
Además, tenemos un poderoso “lobby” de nuestros intereses aquí en la Argentina – los casi 300 mil descendientes ucranianos que han dado y siguen dando su aporte valioso al desarrollo de este país, y al mismo tiempo han preservado, a lo largo de decenios, el amor y el cariño hacia la patria de sus antepasados, las tradiciones históricas y culturales de nuestro pueblo. Estamos muy agradecidos por su apoyo que sentimos diariamente y que nos ayuda en nuestro trabajo diplomático y nuestras relaciones con el Estado Argentino.
Por todas estas razones estoy optimista cuanto al futuro de Ucrania y al futuro de nuestras relaciones con la República Argentina!
¡Muchas gracias!
¡Gloria a Ucrania! – Слава Україні!